jueves

Rostros de Dios

La verdad es que si Dios anda disfrazado de mendigo revolviendo con hambre los tachos de basura, o se esconde tras los ojos desesperados de una madre con el niño enfermo en los brazos, o cabe en la manita sucia que se estira sobre las mesas de un restaurante, o se sienta con el desocupado en el parque a pensar cómo volver a casa, o hace guiños desde la juvenil circunspección de un espíritu ya antiguo y quebrado... La verdad es que pasa desapercibido y la mayoría se cansó del juego. La señora se acercó, puso dos monedas y se quedó esperando, no que se abrieran los cielos, pero al menos algo especial, una señal. Recibió las gracias musitadas como un siga participando. Y ayer ni siquiera eso. Y anteayer sólo la muestra de un inconformismo indignante. Almita ingenua a pesar de los años. O demasiado asustada. El tele-bingo ofrece por un peso doble chance. Al final, Dios con sus juegos, cansa.

De ese cansancio, más o menos disimulado, surge la lucidez pasmosa y blanca, y se revela nuestra aptitud para la sociología. Entendemos lo que el profesor quería decir cuando hablaba de un conocimiento objetivo, lejos de emociones y deformadoras utopías. (- Su planteo, señor alumno, francamente no me interesa. Aquí tiene el listado con lo que necesita la persona actual para escapar del muladar del desuso. Las cosas no son así porque yo quiera...) Haberlo comprendido antes y no abandonar tan rápido clases tan provechosas. Lo comprobamos ahora. Ahora que podemos ver al mendigo, a la madre y su hijo, la manita, al desempleado y al "nuevo", realmente como son. Sin Dios que se esconda en ellos. Sin Dios ante el cual tener que disimular o cuidarse. Sin Dios escalofrío, sin Dios lastimoso, al volverles la espalda. Con Dios, pero fuera de juego.

Señores, hay que escapar, a cómo dé lugar, del muladar del desuso; y ellos no lo hicieron. ( - Y el niño... – Y dónde están sus padres. – Ay, qué mundo.) Menos mal que, en proporción limitada, y porque no podemos dejar de ser sensibles, cada tantos peatones, comensales, trepadores y parejas enamoradas, unos cuantos quebrantan, más o menos decididos, en nombre de la lástima y la humanidad, la asepsia del objetivismo. El gesto se aplaude desde diversas alturas, orgullo y calma de la sociedad. El paso siguiente, para la dama o el caballero ilustrado, es buscar en las librerías algunas máximas maquiavelistas adaptadas al mundo contemporáneo, o, mejor, al holgado universo de la oficina. Y no olvidar ponerlas junto a la Biblia.

Desde la cumbre misma de los escalones, un Dios lujoso e imponente, serio y sin juegos, alejado de deformadoras emociones y utopías, mira esto y aquello, mira al mendigo, a la madre y su hijo, la manita, al desempleado y al nuevo, los mira realmente como son, seres que no cumplieron el listado de condiciones. Lo dicen a coro millares de voces, sin intencionalidad particular, en la misma escalera con ese Dios, que no puede ser otra que la firme escalera de la pura verdad. Alguien pregunta por el niño, el que enfermo succiona los pechos secos, y el de las manitas sucias que ahora sacan a empujones del restaurante; y le responden "y dónde están los padres". Alguien entonces pregunta no sólo por los padres, sino también por el mendigo, por la madre, por el desocupado, por el nuevo, por... Y todo se cierra con un "ay, qué mundo", compungido y general. Una voz sobre todas las otras dice: " Las cosas no son así porque yo quiera..." Alguien comenta que esto quiere decir que el Dios del pináculo está satisfecho.

La verdad es que si Dios anda disfrazado, no puede culparnos. Al final, Dios con sus juegos, cansa. O será que al final nosotros nos cansamos de los juegos que le inventamos a Dios. Y entonces nos hacemos con una singular lucidez y sabiduría. Que acaso puede no ser la misma que la hasta aquí defectuosamente descripta. Resulta que a un costado, sin escaleras a la vista, Juan, Mariela, su hijo Pablo y Oscarcito, también Jorge y Federico, y otros más, se juntaron y en silencio, mientras todo iba pasando, como entre los seres humanos suelen pasar las cosas (- un gesto, una mirada, una mano que se apoya en el hombro, unas palabras...), invocaron al Dios que llora y sonríe enteramente en cada uno de ellos, y con ellos. Ni por encima, ni más allá. Despojados se revelaron, y Dios con ellos. Sin pruebas, sin juegos. Y acaso ni lo advirtieron, pero eso qué importa. Mientras en el vasto y macizo estrado del rango se intercambiaban documentos urgentes, con las palabras "seres humanos", y a veces hasta "Dios", en afligido tono paternalista; esto sucedía en el templo invisible de la solidaridad.

Texto: Javier Martínez
Foto: Jorge Heredia


Un grupo de mujeres se encerró en diciembre en los baños de la Casa de Gobierno riojana para reclamar una vivienda digna. Lo hicieron junto a sus pequeños hijos, que ajenos a la dramática situación se las arreglaron para continuar con sus juegos o dormir sobre el piso. No es la primera vez que sucede, ni acaso será la última, dado el tremendo déficit habitacional por el que atraviesa la provincia.

martes

Pesadillas de la ciudad pacífica

Domingo por la noche en la ciudad pacífica. La gente, saliendo lentamente de misa sin encontrar la brisa que le amortigüe el agobio, comienza a desparramarse en distintas direcciones. El calor aplasta, el calor estampa una sensación salobre y rígida que se agudiza entre el asfalto y las paredes. Cuesta respirar. El encajonamiento se adhiere a la piel igual que las ropas; inútilmente el cuerpo lo rechaza, inútilmente espera una fuerza extraña que lo libere de la rigidez pegajosa. Se mira al cielo como a un falso cielo, como a una mezquina tapa, con nubes también mentirosas. Alguien o algo nos roba el agua y los vientos, y convierte esto en un caldero de día y de noche. La atenuada oscuridad se muestra inerme frente al ímpetu enemigo, la luna -obsoleta heroína- se esconde humillada bajo una nube de gasa. Nada nos trae alivio y todo no cesa transmitir la quemazón y el sopor resultado del dilatado asedio del sol, que ahora sólo descansa.

A las pocas cuadras la rebeldía contra el clima se evapora, o se pierde en algún húmedo bolsillo. En la ciudad pacífica no hay lugar para ésta, ni para ninguna otra muestra de rebeldía, fuera de las programadas. (- Pero si yo me quejaba por el calor que hace... - No importa, dónde dice eso, en qué pasacalle, en qué discurso, en qué formulario de recolección de firmas...) En la ciudad pacífica no hay lugar para ésta, ni para ninguna otra muestra de rebeldía, fuera de las programadas. Lo dijo el atildado locutor de un noticiero de la noche. Ése que no suda ni siquiera cuando miente.

Los bares y los locales de comida comienzan a llenarse. Otros conquistan un banco de plaza y de ahí no piensan moverse hasta que no refresque. Pocos caminan mirando las mismas vidrieras de siempre; pronto se agotan y desisten ante la fiebre que despiden cristales y baldosas. La mayoría son jóvenes y sonríen, alejados de toda noción sobre Quiroga, Varela o el Chacho Peñaloza; aunque algunos ya se estrenaron en el beso al caudillo. Alguien está pensando en ellos en este preciso momento, mientras se relame el bigote en bermudas de domingo. (- Es necesario que comprendan rápido que esta es tierra de tradiciones... Después de todo hasta el más indócil tarde o temprano...) Los jóvenes sonríen aparentemente distantes, distantes y distintos; luego -o a más tardar el lunes- serán el orgullo de esta concordia de caracteres apacibles y conformes, en lucha contra el puerto. (- No lo dije yo, lo dijo el último pasacalle).

Territorio pacífico. Aldeita de aceptación. Apacible, fraternal, aplacada. Donde nadie molesta a nadie. Salvo el más pobre al pobre, y el calor. Donde las rebeldías se evaporan o se guardan en un húmedo bolsillo, lejos de la mirada condenatoria del vecino o del irresistible carisma del "decididor". Y el calor, el calor lleva a todos a las confiterías o directo a la cama y permanece en las sábanas dificultando la escapatoria del sueño. La sana y popular escapatoria este día incandescente no se hace nada fácil, aun cuando "el ambiente" esté "tranquilo" y los cánidos se preparen para otra semana ocupada y provechosa. Queda por repartir la somnolencia general, preferible a la vigilia. Que nadie, oyeron bien, nadie moleste a nadie. Un viejo se para en medio de la calle y grita, seguramente trastornado por la quemazón y el vino: (- Esta noche sólo dormirán los muy extenuados, los rotos de dolor, los trabajados por una angustia infinita...) Un poco más allá, en una misma cuadra tres niños duermen arrebatados por el abandono y el cansancio (- Acaso un golpe de calor -comenta una señora) en la soledad indubitable de los portales de los locales comerciales en la noche de domingo. No hay sueño más confuso y pavoroso que este. Nada más perturbador, demencial. Y, sin embargo, en la ciudad pacífica, tres niños duermen arrebatados por el abandono y el cansancio (- Acaso un golpe...) en la soledad indubitable de los portales de los locales comerciales en la noche de domingo. Nadie, absolutamente nadie, los molesta, ni molesta a nadie.

Texto y foto: Javier Martínez

La fotografía que ilustra este artículo fue tomada en noviembre de 2007 en la entrada del Obispado de La Rioja. El texto, en cambio, surgió hace unos años y constituía el inicio de un libro con la temática y el estilo que ahí puede notarse. Sin embargo, la realidad que le dio origen y que de algún modo intenta describir, acaso lo más valioso de todo, continua vigente, se mantiene, aunque la ciudad haya experimentado notables transformaciones en aspectos como el edilicio y el demográfico. Por eso quisimos incluirlo aquí, por lo que queda aún en las palabras más allá de la rápida erosión del tiempo; por esa realidad amasada con dolor e indiferencia, más dura que la piedra.

miércoles

Vuelta de tuerca y esbozo de declaración de principios

Luego de un entusiasta comienzo, como les pasa a muchos, este blog estuvo realmente abandonado. Y eso que, como también les pasa a muchos, nos habíamos prometido con fervor que a nosotros no nos pasaría. ¡"La actualización es fundamental, muchachos, principio básico en el manual de los pergeñan estos intentos por la red!" Lo sabíamos y creo que por eso la amargura era mayor al sentarse frente a la pantalla y notar la parálisis. Pero nadie hacía nada.

Por falta de tiempo, por inconvenientes para conectarse (no todos poseemos un servicio propio de Internet), por desidia, por falta de recursos técnicos o claridad en las ideas, porque veníamos, le dabamos vuelta, no nos conformaba del todo y nos íbamos haciéndole alguno que otro retoque más bien de diseño... En fin, razones no faltaban.

Quienes conformamos el staff de El Otro debemos trabajar a diario para ganarnos el sustento y, en la mayoría de los casos, también lo hacemos tecleando en una computadora y frente a los furiosos monitores persiguiendo noticias y/o a reticentes musas, con la exigencia de plazos, en redacciones que terminan por parecerse a un túnel de mineros o ututucos, o bien en cibers en el mejor de los casos con acondicionadores de aire a ráfagas muy, pero muy, espaciadas, máquinas que no se amoldan nunca a nosotros -como una novia prestada o cualquier novia-, el bullicio infernal de niños y grandotes asesinándose virtualmente de mil formas distintas según el juego que eligieron y el aroma que despide tanta adrenalina junta, tanto no levantarse de la silla ni para salir a airearse un poco, no obstante el peligro inmimente de que se produzca un alumbramiento masivo de pollitos. Lo cual cansa, embota las ideas, satura y sólo nos deja pensar qué creativos seríamos si dispusieramos de tiempo, un lugar acorde, una conexión como la gente, unos mangos de más, aunque sea el aliciente de saber que nos lee alguien más que aquellos prójimos próximos a los obligamos con un "¿viste la páginita que estamos haciendo?", mientras ya le tomamos las manos y le hacemos teclar la dirección, venciendo el inexplicable crispamiento de cada dedo. Y no nos llega nada, ni un mail, ni un comentario... y pensar que alguien anotó en la libretita del proyecto "no olvidarse de reservar un espacio para el contador de lectores".

"Ah, pero así es acá -nos dice para consolarnos un amigo extremista y medio bohemio, porque ya no quedan bohemios completos y también los extremistas corren igual suerte, por lo que quizás su rasgo sobresaliente sea simplemente el andar siempre borracho- muy típico de nosotros los riojanos, si no es uno mismo o los del círculo más cercano, podés ponernos adelante qué sé yo, un Picasso, vamos a pasar por el frente haciendo casi como que ni lo vemos o comentando 'qué te hacés, quién sos y mira con quién te metés', y después vamos a pintar algo parecido en el patio de casa, entre los geranios, y si se ve desde la calle, mejor. Imaginate lo que van a dar por la huevada que planean ustedes". ¿Será así?

Por lo pronto, si hay algo que cambiar, hemos decidido hacerlo desde nosotros mismos y, como primera medida, empezar a dejar un comentario o conectarnos con los hacedores de los blogs riojanos por los que andemos y nos llamen la atención. Es más, hasta hemos pensado en comenzar a reseñarlos y todo. Para conjurar eso de pasar silbando bajito, mirar de reojo la nueva verjita que puso el vecino e inaugurar al otro día, en silencio y de espaldas a la vereda de enfrente, el portón automático que conseguimos instalar de forma urgente, así sea metiéndonos hasta las orejas en un préstamo de esos que ofrecen las cientos de financieras que pululan en la ciudad. A falta de lectores generosos, lectores participativos, lectores solidarios, lectores colaboradores... A falta de lectores, nos convertiremos en inquietos lectores de otros y desde esa postura intentaremos -aún cuando sigamos sin lectores propios- que crezca a nivel local la vinculación entre quienes eligen la red como medio de expresión y difusión. O sea, redoblamos la apuesta.

Por lo que hemos podido notar en este tiempo, cada vez se abren más páginas web y blogs en La Rioja (algo que es un imparable fénomeno mundial, incluso hay quienes anuncian que el ciberespacio se agotará un sólo unos años más), con diferentes alternativas, pero con una fuerte preponderancia de lo informativo, sobre todo en el caso de los portales. En cuanto a los blogs, tras unos pocos que arrancaron con ventaja, muy bien administrados, han comenzado a tomar cuerpo otros varios proyectos. Cuando ingresamos en esto había cerca de 190 páginas registradas en Bloguer que respondían a la búsqueda La Rioja (Argentina), aunque muchas no tenían ni una entrada ni un propósito definido. En el momento que escribimos estas líneas el número ya alcanzó los 215 blogs: 25 empredimientos nuevos en dos meses no está mal. No es de extrañar que lo que en un principio fue una excentricidad, una rareza, luego una novedad y un terreno en el cual poner pie casi de forma obligada, vaya entrando en los estímulos de la competencia y el deseo de ubicarse entre los elegidos, aún cuando el público que visita las páginas digitales locales sea escaso, porque si creció el número de personas que cuenta con una computadora, no lo hizo de la misma manera el de aquellos que cuentan con una conexión a Internet; porque está demostrado que la mayoría de las "cibernautas" navega poco y prefiere conectarse por medio del chat o los mails, o perderse en los juegos en red; y porque, por decirlo de algún modo, de cada diez que pueden sentarse cómodos ante la computadora al menos seis están demasiado ocupados en escribir en su propia página o llevar a cabo algún proyecto relacionado con eso, como para leer a los demás.

No importa. Como decía el poeta español Antonio Machado en un poema que trascenderá cualquier ida y vuelta tecnológico y en el mismo sentido que inspiró la aventura de ese loco, también inmortal, de la literatura, Don Quijote: "Todo amor es fantasía; él inventa el año, el día, la hora y su melodía; inventa el amante y, más,la amada. No prueba nada, contra el amor, que la amada no haya existido jamás". Algo parecido les pasa a los amantes de la red: si escasean los lectores, se los inventa, o se hace como que los hubiera de montones. Las agitadas y azarosas aguas de Internet se prestan para eso y hacen soñar tanto al simple pescador de caña de los áridos Llanos riojanos como al implacable ballenero japonés.

En definitiva, que todos queremos ser protagonistas y soñamos lectores para nuestras ocurrencias, mirones para nuestras fotos y fanáticos de los mismos videos con los que nos reímos y que no dudamos en colgar de la red. Esto ayuda a seguir trabajando y participando, y sostiene la aparición incesante de proyectos, por lo que pasará algún tiempo todavía, dado que la generación de blogs en la provincia es relativamente nueva (lo es incluso la de las páginas webs), hasta que transcurra ese periodo que va de lo amateur generoso y algo ingenuo hasta al profesionalismo ambicioso y refinado, que desemboca al principio en la competencia y se abre con el tiempo a la colaboración y el funcionamiento menos parcelado y más cercano a una verdadera red. Acaso sin que ello signifique un cambio radical, por aquello de que "lo cortés no quita lo valiente", se habla de coopetencia, un término proveniente del marketing para designar la "cooperación entre competidores", por la que el servicio o producto que se ofrece, se liga al consumo de otro diferente. En cuanto a emprendimientos digitales, esto implica priorizar criterios de usabilidad y soluciones con la mirada puesta no en procurar aislar al posible lector (un intento infructuoso en Internet), sino en ser flexibles a sus cambiantes intereses y a la dinámica participativa y abierta que propone la red, adhiriendo a un desafío cuyo óptimo resultado enriquecerá los proyectos individuales.

Así que nuestra segunda disposición será, con firmeza, seguir inventándonos lectores. Y por qué no hasta redactores. Esto es un juego de espejos. Y sí nos gusta escribir, nos gusta jugar. Y en medio de todo esto, no dudaremos en ir en contra de esa convicción que algunos atribuyen nada menos que a Genghis Khan: "No basta con que yo triunfe, además deben fracasar mis enemigos”, en este caso, virtuales competidores. Para nada. No nos interesa. Vamos a tender a fortalecer la coopetencia, o como se llame, entre blogs, procurando al mismo tiempo no dejar en paz nuestros teclados para imprimir nuestra visión de la realidad general y nuestra parcela de realidad personal.

De modo que este blog da una vuelta de tuerca. Empezó con buenas intenciones y denominándose EL OTRO / RIOJAURBANA. Una cosa fue llevando a otra y por ahí se perdió en un excesivo formalismo para el formato elegido, se fue quedando demasiado "modosito". También tiró unas líneas que al final resultaron muy lejanas para sostenerlas y que de algún modo no aportaban nada nuevo. Nos referimos, en particular, a las noticias locales: hay abundancia de portales informativos y la gran mayoría repite lo mismo, alimentados desde fuentes interesadas. Por nuestra parte, intentamos desvestir a las noticias del ropaje tendencioso y unilateral, apegarnos a los hechos y, cuando se pudiera, aportarles un enfoque menos "duro", más humano y plural, pero se nos hizo un trabajo ingente y poco fecundo, ya que quienes quisieran profundizar nuestro humilde resumen (con seguridad, todos) necesariamente recalarían en las publicaciones de diarios y páginas web que reproducen a los voceros de esas fuentes, que no hacen otra cosa que cumplir su función y su éxito se mide por lograr imponerse en la fragua del periodismo. "Recortar versos, también sabemos pero no queremos" ni se nos paga para eso, así que limitamos esa sección, por una cuestión de tiempo (aún no podemos actualizarnos a diario), recursos e infraestructura, a los titulares que consideramos relevantes y las noticias que seleccionamos incorporar a un post para comentar o analizar. Lo demás, lo dejamos en manos de los lectores, que sería bueno usen las propias y eviten todo manoseo ajeno.

¿Creen que es fácil enlazar al menos siete párrafos seguidos en un ciber? Prueben desde el que escribimos ahora, con un adolescente al lado que habla en voz alta y se ríe mientras chatea, eso sí, escribe a una velocidad envidiable; un operador con vocación de DJ que administra las máquinas poniendo música electrónica con el volumen al mango, mientras baila al ritmo del video sobre una gran fiesta internacional que mira en su pantalla; una hilera de chicos recién salidos de la escuela empuñando los teclados como espadas, ballestas y escudos protectores, que van y vienen de una máquina a otra, se gritan, compran más armamento, y transforman el lugar en un campo de batalla del medievo (uno se siente en medio de ese fragor sudoroso y viril como un delicado escribiente llevado a los saltos en un palanquín). Y el calor, porque es verano en La Rioja... y está todo dicho.

De modo que a 1) ser lectores empedernidos y generosos, 2) mantener nuestra fe en que nos leen y que podemos hacer algo porque nos lean más, (Memo para redactores: para ello priorizar la brevedad, la proximidad y la interacción) y 3) adelantarnos e ir con los trabajan con un pensamiento participativo y de intercambio a la vez,llevar a cabo iniciativas conjuntas, defender intereses comunes... Vamos a sumar otros principios, propuestas y novedades que iremos enunciando en sucesivas entradas. Por ahora basta... esto se extendió más de la cuenta, quedó tremendo chorizo y queremos volver a casa.

Ah, estas arduas horas de aprendizaje y brillantes arrebatos de inspiración han ido a parar, como síntesis, a un nuevo nombre: CODIGO DIRECTO / contextos. Haberlo dicho desde un comienzo y listo. Para así pasa con toda declaración, se estira como la honda de los changuitos a la hora de la siesta y sigue estirándose hasta acabar, lamentablemente, en los bostezos de los profesorados. Esperemos tener algo de la efectividad de lo primero y escapar con vida de lo segundo. Hasta la próxima

domingo

Contra la indiferencia cívica

Democracia: tarea de todos

"La política es demasiado importante para dejarla sólo en manos de los políticos".

Más allá de la decisión a tomar en lo que respecta a los numerosos candidatos, las nuevas elecciones nos ofrecen la oportunidad de reflexionar sobre la democracia, en términos menos circunscriptos. Sin pasar por alto la importancia del ejercicio del sufragio, no debemos olvidar que la democracia, como forma de vida y organización política, no se agota sólo en la emisión del voto. Correlativamente, resulta innegable que un examen más libre y maduro y una conciencia alerta al momento de elegir -alejada de condicionamientos negativos que tarde o temprano devienen nocivos- favorecerá el progreso de nuestro sistema democrático. Es precisamente a la razón y a la conciencia a lo que debería apuntar toda campaña electoral que aspire a demostrar auténtico respeto por el ciudadano. Llenar el vacío que provoca el abuso de la politiquería y la propaganda engañosa y elusiva con mayor profundidad en cuanto a propuestas políticas y verdaderos ejemplos de honestidad y compromiso, constituye actualmente un desafío insoslayable para aquellos candidatos dignos y capaces de representar los intereses de la comunidad.

Las elecciones como juicio popular

De acuerdo con la forma de gobierno de nuestro país, representativa y republicana, poner el acento en la participación del pueblo en la elección de sus representantes, es ponerlo al mismo tiempo en su participación en la fiscalización de quienes tienen y ambicionan tener la tarea de gobernar. Se manifiesta y ejercita así la soberanía popular.

La llamada crisis de representatividad, el divorcio existente entre los dirigentes y el pueblo que representan -que opera de diversas formas, todas en menoscabo del adelanto democrático-, hace que la mayoría perciba a los funcionarios de los distintos partidos como inaccesibles a una auténtica fiscalización por los ciudadanos durante su gestión. El ejercicio del poder delegado se considera actualmente muy condicionado por intereses que pueden apartarlo del objetivo del bien común. Ante esta situación, el principio de periodicidad de los cargos políticos, la renovación de los mandatos mediante el voto popular, adquiere particular importancia como medio de control de los ciudadanos sobre sus mandatarios políticos: se trata no sólo de la oportunidad de elegir nuevamente, sino también de juzgar el desempeño de los funcionarios y de sus respectivos partidos. Se trata, nada menos, de aquello a lo que más le temen muchos políticos: la puesta en juicio de una gestión, con posibilidad de quedarse sin ningún poder. Y esta vez será el pueblo, de quien emana y a quien pertenece exclusivamente el poder -tal como lo expresa nuestra Constitución Provincial-, el encargado de decidir. Será él quien juzgue políticamente a sus representantes al finalizar su mandato.

A medida que recrudece el problema de la separación y la falta de identificación entre representantes y representados, más debe fijarse la atención en la necesidad de remarcar la responsabilidad de los mandatarios ante la sociedad como atributo esencial y determinante de la democracia; su mengua y atascamiento afecta directamente el desarrollo y consolidación de la misma. El filósofo Karl Popper [1902-1994] es uno de los exponentes más originales de esta perspectiva, y uno de los que más la extrema. Sostiene que "en un cambio de gobierno, ese poder negativo, la amenaza del despido, es lo más importante." Un dirigente político que sabe que no se lo puede destituir tan fácilmente pierde uno de los estímulos más importantes para comportarse de modo que el electorado se sienta satisfecho con él. [Karl Popper, La responsabilidad de vivir]

Partamos entonces del convencimiento de que las dificultades en la vida democrática, se superan únicamente con más práctica de la democracia y con su perfeccionamiento. Sin extraviarse en el rechazo de "la política", "los políticos" o "los partidos", así, en general, lo que implicaría cegarse sobre las bases mismas del sistema democrático y facilitar su debilitamiento.


La necesidad de participar

El deterioro de la representatividad comporta una de las mayores causas de la falta de motivación para intervenir y del creciente desinterés por la política. Se intensifica en gran parte de la población la sensación de que los males no pueden remediarse, la inutilidad de intentar todo cambio, y aumenta la influencia de lamentables alternativas a la participación y el disfrute de la vida en democracia: el someterse a la manipulación, el automatismo o la desmoralización, o el deseo de mantenerse apartado, con indiferencia, de los asuntos públicos.

Pero los ciudadanos no debemos negar nuestra responsabilidad por el gobierno, ni permitir que pierda firmeza el sostén fundamental de nuestra participación. No sólo quienes buscan ser elegidos para gobernar están llamados a crear un vínculo con la población que supere el distanciamiento, la frustración y el perjuicio en la relación con el electorado que quiere ser representado como corresponde y conforme al interés de todos, sino también el mismo electorado está llamado necesariamente a contribuir a ese cambio, esa mejora urgente que requiere la política, mediante la práctica responsable de la soberanía que le pertenece, una adecuada supervisión e intervención, un examen crítico y exigente, irrenunciable y firmemente esperanzado de aquellos a los que designará como delegados en el ejercicio del poder. En la recomposición de la relación de representatividad, lo que debemos hacer prevalecer y asegurar es el sentido de responsabilidad de todos, representantes y representados, en lo que compete a cada uno.

El sufragio, el principal instrumento que tiene de expresarse y efectivizarse la voluntad popular, participando en la toma de decisiones y la formación del gobierno, representa la oportunidad, no desechable sin pérdida, de elegir y de juzgar, demandando por este medio la rendición de cuentas a nuestros mandatarios y desplazando de una función pública, a través del voto, a aquellos que no han sabido responder a la confianza depositada y pretenden una nueva delegación de poder en la misma o en otra función.

Sobre los males que acarrea la indiferencia cívica, el destacado constitucionalista Helio Juan Zarini, expresa en sus valiosos comentarios a la Constitución Argentina lo que a continuación -por su importancia- me atrevo a transcribir: "Un estado donde los ciudadanos transfieren en bloque sus responsabilidades hacia los gobernantes, y después se refugian en la apatía de la mera obediencia, o en el fácil expediente de dejar las tareas cívicas y políticas en manos de un grupo de elegidos, tendrá de democracia nada más que el nombre. En países como el nuestro, donde la forma de gobierno es representativa y republicana, la indiferencia cívica es el peor mal que se le puede ocasionar a la democracia, ya que esa despreocupación conspira contra el progreso del Estado y el perfeccionamiento de sus instituciones. La indiferencia cívica, en resumen, no sólo afecta a la sociedad; también agravia al propio egoísta, pues los males generales, a la postre, repercuten en todos y cada uno de los integrantes de la sociedad. Si esta apatía cívica se apodera de muchos de los hombres que componen la población del Estado, ello se transforma en una inercia pública que aletarga al pueblo y permite el advenimiento de regímenes políticos arbitrarios e injustos."

Por tanto, recalquemos una vez más que las profundas transformaciones que requiere la política, no las conseguirá la ciudadanía -que al fin de cuentas es la que sufre los daños- dándole la espalda, o cediendo al influjo que busca desvirtuar su intervención, y dejando que unos pocos se favorezcan con esa situación; las respuestas y soluciones resultarán sólo de la mayor participación y responsabilidad política que asumamos todos.

Javier Martínez - La Rioja, Octubre 2007.

viernes

Periodista: parecido a todos, igual a ninguno

Fue Mariano Moreno el fundador del primer medio de prensa con ideas patrióticas, por iniciativa de la Primera Junta de Gobierno Patrio, en 1810. Se denominó "La Gazeta de Buenos Ayres" y sus primeros redactores fueron personajes ilustres de la Argentina, como el mismo Moreno, Manuel Belgrano y Juan José Castelli, entre otros. El primer número salió el 7 de junio de 1810, por eso se toma esa fecha para conmemorar en el país el Día del Periodista.

La intención declarada por Moreno en ese entonces era mantener enterado al pueblo de las acciones de Gobierno y "de las noticias prósperas y adversas" que acontecieran en el país y en su entorno. En la actualidad, si bien tanto la función periodística como uno de sus pilares fundamentales, la libertad de prensa, fueron evolucionando (o involucionando, según el punto de vista) conforme a los abismales cambios producidos en todos los campos sociales con el correr del tiempo, la misión, la médula misma de la profesión, sigue siendo la misma: informar a la comunidad, actuando de nexo entre la diversidad de acontecimientos de interés público y los ciudadanos y, de este modo, interviniendo en forma conjunta en la conformación del presente social.

Lo correcto o incorrecto de cómo se realice esa misión, es cuestión a evaluarse desde diferentes criterios, donde la ética profesional, la demanda social, el mercado empresarial, la acción estatal, entre otros elementos que van incorporando sus correspondientes matices hasta culminar en la elección del público al momento de informarse a través de un medio determinado, juegan su papel de forma manifiesta o sutil y no pueden ser dejados de lado al momento de arribar a una conclusión sobre una realidad tan compleja como la de los medios de comunicación, que no deja de ser parte de otros enrevesados fénomenos sociales.

Más allá del bien y el mal, y de los respetables debates y disquisiciones, surge la magia cotidiana de una función que se cumple con pasión, constancia y esmero parecidos a los del artesano, el investigador, el artista, el intelectual, pero también a los del trabajador picapedrero, al agricultor, el maestro, el obrero, pero sin ser completamente similar a ninguno de ellos, con gusto y características propias que hacen a esa especie singular: el periodista.

¿Quién puede explicar lo que los envuelve en su continuo baile entre imágenes y palabras detrás de las noticias, cuando sus familias mismas suelen mirarlos como a bichos raros mientras intentan argumentar la tardanza en llegar al hogar desde la cornisa del cierre en un día de tensión o por un mínimo cambio a último momento? ¿O cuando sonríen satisfechos por una confirmación y acierto que no parecen cambiar nada? ¿O cuando pelean solos en voz alta, se alientan, se reprochan, o critican frente a una computadora, que por lo general justo en el momento clave se manifestará desobediente? ¿Cómo van a entenderlos los demás cuando ellos mismos ya se fueron con urgencia detrás de otras noticias o a escribir una nota, precisamente, sobre lo que significa ser periodista?

jueves

Favorecen la integración de personas sordas e hipoacúsicas

Un cartel pegado en las vidrieras de muchos comercios céntricos de la Capital llama la atención. En él se comunica a las personas sordas o hipoacúsicas (con diferentes grados de disminución auditiva) que el local cuenta con un catálogo de los productos que allí se ofrecen elaborado en Lenguaje de Señas. Mediante una serie de gráficos en los que puede observarse los gestos manuales correspondiente a las mercaderías, junto a las características y lo necesario para llevar a cabo la compra (por ejemplo, la palabra "negociar"), la persona discapacitada puede alcanzar una satisfactoria comunicación con los vendedores. El cuadernillo que lleva como título "Comunicate conmigo" es una iniciativa de la escuela de educación especial Nº 371 María Madre del Buen Camino, en un destacado esfuerzo por construir una sociedad con una mayor y auténtica integración entre todos sus miembros.

Zapaterías, almacenes, mercerías, bazares, locales dedicados a la venta de prendas de vestir, regalos y artículos deportivos... cada vez son más los comercios que se suman a la propuesta.

El cuadernillo con el que cuenta cada local, presentando las señas específicas para los productos del rubro, está impreso artesanalmente. Por cada palabra o concepto aparece el dibujo de una persona realizando con sus manos el gesto correspondiente.

"Comunicate conmigo" es una invitación que, además de facilitar a las personas el desarrollo de una actividad cotidiana para la mayoría como la de adquirir diferentes productos, también impulsa una integración efectiva, lejos de los discursos demagógicos y facilistas, y la mera lástima. Una invitación saludable para todos, que debería extenderse no solamente al sector comercial, sino también a cada edificio público, dependencias oficiales y otras.

La Escuela Especial Nº 371 María Madre del Buen Camino, que distribuye y confecciona los cuadernillos, se encuentra ubicada en la calle El Chacho 61 y es una de las instituciones pioneras de la provincia en la atención de niños y adultos con otras capacidades ciegos, con dificultades motrices y cognitivas, sordos e hipoacúsicos.

El teléfono de la escuela, al que pueden comunicarse quienes deseen obtener mayores datos o colaborar y adherirse a la iniciativa, es 03822 - 426624.

lunes

Ocho años que son miles de años: Madre clama Justicia por la muerte de su hijo













"Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema".

César Vallejo. Los heraldos negros.


Pasaron más de ocho años de la muerte de un joven en un calabozo de la Dirección de Investigaciones de la Policía de la Provincia, y sus familiares aún no encontraron consuelo ni justicia. Estela Britos, madre de Cristian Ruiz, reclama todos los miércoles en Plaza 25 de Mayo, frente a Casa de Gobierno (antes lo hacía frente a los Tribunales) que se esclarezca el hecho. "No hay justicia y los asesinos siguen sueltos", reza el cartel que la dolida madre despliega, esperando que las autoridades y la sociedad no olviden lo ocurrido y depositando su fe en "la Justicia Divina".

Estela Britos abocó sus días a no dejar que la tragedia de su joven hijo se pierda en el olvido, fue una de las fundadoras de las Madres del Dolor, una agrupación de mujeres con heridas similares y no pierde las esperanzas de ver tras las rejas a los responsables de la muerte de Cristian. No la convence el cuadro del aparente suicidio, el joven con una bufanda presionando su cuello, colgado del gozne de una puerta del baño del calabozo. La imagen lastima su corazón y exarcerba aún más su clamor interno, mucho más de lo que demuestra sentada en ese banco del centro de la ciudad, la mayor parte del tiempo sola.

La mujer conserva la esperanza, pero se aferra a "la Justicia Divina", más que a la Justicia de los hombres, que dice que se encuentra contaminada por el poder político. Sería más apropiado decir que su fe la robustece y hace frondosa, aún con su fina figura y sus escasos recursos, su humildad y esas torsiones que deja en el cuerpo el dolor, parecida a los naranjos de Plaza. Afirma que esa Justicia, la Justicia que no se lava las manos y que está por encima del obstáculo de un expediente demorado por la supuesta falta de jueces, esa Justicia que la sostiene días tras días tardará, pero llegará. Así sucede.

Cristian era "pegatinero", uno de esos chicos que reciben unos pesos por adherir a las paredes carteles de políticos que muy sonrientes y confiados aseguran una vida mejor para la gente en medio de la infinita contienda electoral. Pero el 29 de marzo de 1999 seguramente se sintió tan solo como aquel hombre que hace mucho tiempo en el huerto Getsemaní esperaba a sus captores. Los mismos que lo llevarían a ser crucificado y abrir un camino de redención para los hombres. No hay amor más grande que el dar la vida por los amigos. O por un hijo, que también suelen ser los mejores amigos para una madre incondicional.

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Presentación

"Todo es un experimento", decía Tibor Kalman, uno de los diseñadores contemporáneos más influyentes y mítico director de la revista Colors. Bien, sin ánimo pretencioso luego de despacharnos con semejante cita, pero -por encima y a pesar de todo- sin temor a calzarnos y desenfundar las palabras, decimos: esto es un experimento, un proyecto. ¿Qué busca? Sumarse a las alternativas existentes en materia de periodismo y otras formas de expresión en la ciudad de La Rioja (Argentina) aportando arrimos y miradas propias a los acontecimientos, noticias, debates, ideas e intereses relacionados con la actualidad y la experiencia personal.

Para ampliar este conocimiento y compromiso con la realidad en sus diferentes matices impulsamos la participación activa y la opinión de los lectores. Podríamos decir que encontramos inspiración para este sitio en las pujantes iniciativas del denominado "Periodismo Ciudadano"; preferimos reconocer, simplemente, que nos gusta la idea del Periodismo Ciudadano, el cual intenta presentar opciones y complementarse con los medios de comunicación tradicionales, con fuerte sentido comunitario, abierto y, al mismo tiempo, particular.

Con ese propósito, CÓDIGO DIRECTO se apoya en los recursos tecnológicos disponibles, la colaboración de los lectores en los contenidos, los beneficios de la interacción y la independencia de criterio, y la convicción de que lo que pasa en la ciudad puede ser contado de diversas maneras, sin por ello resultar menos verosímil e interesante. Dos son las vertientes principales, no excluyentes, que alientan este proyecto: PERIODISMO Y LITERATURA. A esta conjunción, pretendemos que también la enriquezca la HISTORIA. Y a la hora de dejar fijos los acentos que deseamos acompañen nuestras palabras, escogemos: la creatividad, la actualización constante, el comentario, la democratización de la información, la responsabilidad y el compromiso. Que haya suerte.

Foto: Naranjo y farol abrazados en la Plaza 25 de Mayo (Javier Martínez). La Rioja es llamada históricamente "La ciudad de los naranjos" y también -de modo más poético- "Ciudad de los azahares".